lunes, 20 de octubre de 2008

Rita, Toto y Manuel


Rita traiciona, Manuel... Qué habrás pensado cuando lo pintaste a Toto tan lindo, tan puto, tan solo. Habrás pensado en vos, con las perlas alrededor del cuello y dos gotitas de Channel Nº 5, desnudo y soñando con medias de red que calcen perfecto. 
Rita está del otro lado, es parte de nosotros pero no está acá, en cuerpo y alma. Rita traiciona porque es mentira, toda mentira. Y la vemos ahí, cercana, nos ilumina con el fulgor que se va cuando se termina la película. Eso piensa Toto, mientras dibuja estrellas de cine que mueren al final del film. Ellas terminan de filmar y se van a sus casas, a tomar barbitúricos de moda y a llorar por el estrellato. Melodrama con dinero y joyas. Odian enfermizamente, como nosotros pero de verdad. Yo no odio Manuel, no como ellas, pero a veces lloro de envidia y rabia y muerdo la almohada que no es de plumas, y espero que me rescaten. 
Ay, Manuel, Toto no llegó a conocer todo y vos, París, Nueva York, Río, Londres, Roma. Vos moriste en Cuernavaca y Toto en Vallejos, su Villegas, añorando amar a la rusa o ser el muchacho lindo (y visceversa).
El insomnio me puede, pero esta noche no hay pena, no somos Toto, pobre. 

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