miércoles, 4 de noviembre de 2009

Amor



Hay una escena la épica de Mel Gibson, la de los escoceses, en la que Wallace habla con la reina emperifollada de tules. Ella ya se había enamorado de él, lo supo cuando entró en la carpita con los ojos celestones que nada dicen del antisemitismo alcohólico de Mel. Ahí, flechazo cuando entró.
Pero ella se resistió, se puso a pensar en las barbaridades que parece que le dijeron sobre él. Entonces el asesor dijo algo en latín, para que W no entendiera. Pero W sabía latín, porque el tío le enseñó, y también probó que sabía francés. Y ella con los tules húmedos por el calor, que no es un bárbaro habrá pensado.
Entonces ella algo le dice, que no me acuerdo, y el empieza a contarle las atrocidades que el rey hace en Escocia. Y ella horrorizada.
Pero hay una pausa y la princesa le dice que sabe lo de su mujer (woman) y él le contesta que era su esposa (wife), que se habían casado en secreto para no tener que compartirla con un inglés. La futura reina suspira y el sigue....
que vinieron los ingleses y la mataron, que lo hicieron para encontrarlo a él, que él nunca le contó esto a nadie, que ella era la primera persona con la que lo habla, porque él ve la fuerza de su esposa en los ojos de la princesa y bla bla bla....
ella se va más enamorada que antes.
Qué parla la del pollerudo literal!
Escena siguiente ella se pseudo enfrenta con su suegro monárquico con una trenza atada con cosos de oro. Medio princess Leia en un punto, porque te trabajaban el rodete bagel con queso crema.
Vi todo eso el domingo, después de mi cumpleaños y en la antesala de irme a vivir sola.
Pensaba qué amor el de la princesa, porque él le dice SER HOMMO INDOMITUS, hombre indómito. Y ella se enamora igual, a pesar de que el tipo anda en pollera matando gente en nombre de otra mujer y de un país ajeno.
Yo veía todo eso y volvía a mirar la hora a cada ratito, de nuevo conflicto temprano-tarde-temprano-tarde-temprano, porque no había dormido nada y las burbujas de la fiesta chocaban en mi cerebro con muy poca delicadeza.
Ahora estoy en el living de casa. Con un insomnio que da calambre.
Y me acordaba de la escena, del genial chamuyo que el tipo armó para levantarse a una futura reina casada con un príncipe hijo de sanguinario rey inglés.
Transitando los embarrados caminos de la soltería, con una tendencia infame al honesticidio me pregunto si me va a pasar lo del flechazo de nuevo, o si voy a ir construyendo de a poquito.
Añoro el golpe en el pecho que dice que es ese y no otro.
Pero prefiero probar con el caracolito amoroso. Porque la primera vez que vi Corazón Valiente no me había dado cuenta del terrible error que la princesa cometía, porque si hubiese leído atentamente el guión se hubiese dado cuenta de que el tipo no estaba para una relación seria... se había propuesto liberar a Escocia! Sólo se puede imaginar la cantidad de tiempo y energía eso puede llegar a consumir... Pero la mina se enamoró igual, de los ojos del hommo indomitus que tenía enfrente.
No quiero un indomable, quiero uno que me quiera más que a Escocia.




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