sábado, 26 de diciembre de 2009

Navidad


Hice un petit loco navideño y caí nuevamente en las garras de la melanco veraniega. En casa, con el calor que hace brillar las pieles, armo y armo y armo, mientras miro la pantalla y bañada de luz, como la guitarra nochera, decido quedarme despierta toda la noche. Que es más cálida que el día.

Hace un millón estaba arriba de un colectivo y pasé por la zona roja de la pimpinela. Antes de saber que se había mudado.
Y recé, que pasen rápido estos veinte minutos que me separan del terreno seguro. Porque enfrentar eso hace tres meses era un escándalo. Que el barrio ya se termina, que el centro infierno ya me abraza, que voy a la jungla de cemento, al peor lugar de la ciudad, como quien se va de vacaciones después de un año difícil.
Cuando empezó el ruido me sentí mejor.

Violencia revoloteó por toda la casa y yo miraba por el balcón. Rivadavia mojada. Pasa el tiempo y me siento mejor, cada vez mejor, cada vez más relajada, más de viaje, que tengo que planear todo cuidadosamente, que me voy a juntar con P, con J y con Marilyn -por separado- para que me guíen, después tengo que hacer un plan de ahorro (que ya está más o menos cocinado) después tengo que trabajar y trabajar para llegar al dichoso número y listo el pollo. Compro los pasajes y chau pinela (chau pimpinela también).

Es que a veces tengo que parar y contar hasta diez. Contar ovejas, gorriones, gatas, para no traicionarme a mí misma, que a veces parece necesario volver a la confusión conocida, en vez de a la certeza nueva. El confort de pasarla como el culo y saber que eso se va a mantener por mucho tiempo y de pronto, tambalea, porque ya me estoy riendo un montón y qué bueno que es tener el living lleno de cremas y algodones con quitaesmalte.

Hoy le decía a la Uk que a una le es más difícil superar el tedio que cualquier otra cosa. El aburrimiento es el peor enemigo. Transforma todo en una vereda pantanosa horrible. El dolor, la telenovela, el llanto, la sed de venganza, la soledad, amar, la novedad de coger con otros, todo eso se supera, no sé si rápido pero se hace.
El tedio es más difícil, cuando a una ya no le gusta jugar sola, o no se acuerda cómo era, se mete la nada misma adentro del pecho y se queda ahí quietita. Una nada misma densa, gorda, ahí incrustada. Y piensa piensa piensa. Viernes, lluvia, navidad, titanic, quépelículademierda, me voy a fumar un porro, family guy, viernes, lluvia, navidad, cómolepudierondareloscar, viernes, noche, lluvia, navidad, UE, M, MM, P, Violencia y teléfono, intercambio, loco pequeño de...navidad, viernes, lluvia, havannet...

Pero después, entre el porro y la Uk, entre J, T, G, las cosas se fueron aclarando, hasta llegar a la nueva certidumbre.

Ahora a dormir, que mañana tengo que trabajar y después una fiesta de disfraces. De secretaria ejecutiva otra vez? Veremos.




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