La pimpinela propia no deja espacio para nada más y siento que hace meses que no tengo oreja para nadie.
Me agarró la paranoia de quedarme sola, envuelta en este drama migré que ya es aburrido hasta para mí. Pido disculpas al público presente por haberme vuelto una heroína de novela barata.
Pido disculpas por la paranoia que me aqueja hoy a las 3 de la mañana de un martes de película.
Pero prometo que ya está. Que fue la última.
Cuenten conmigo. En serio.
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